Monday, July 19, 2004

Finales idiotas

Tengo una debilidad particular por las películas francesas. Pese a sus finales, que son siempre desconcertantes por lo abierto e indefinido. Sin embargo, ayer miré una, “La belleza de Venus”, con Audrey Tatou que no tenía un final abierto, pero si el más tonto que vi en mi vida. Resumen: una mujer de unos cuarenta años, cansada de fracasar amorosamente y estar sola, se deja arrastrar por la pasión de un veinteañero que se declara enamorado de ella. Este a su vez tiene una novia, bastante pscicótica por cierto. La primera mujer trabaja en un instituto de belleza parisino. Después de muchas idas y venidas, la noche de año nuevo, el galán le lleva un regalo a su enamorada, mientras esta cierra el negocio. Un dorado vestido de época, con miriñaque incluido. Cuando se están por besar y a punto de que aparezcan los créditos en pantalla, aparece la psicótica y dispara, con tan mala puntería que le pega a una lámpara. El novio engañador la echa, pero no le saca el arma y los dos enamorados se dan un prolongado beso, frente a una puerta de vidrio, sin ninguna certeza de que la psicótica no va a regresar y acribillarlos a los dos con su revolver recortado plateado. En fin, un final en absoluto inverosímil y estupido. Supongo entonces que en lo que hace a películas francesas, mejor final abierto que final tonto.
En cuanto a “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, que vi el otro día, sencillamente la adoré.  Perfecta. No le falta nada, lo le sobra nada.